El intenso calor soportado este año durante los meses de verano no es casualidad ¿Cambio climático? Lo cierto es que las altas temperaturas, la escasez de agua o por el contrario las lluvias intensas en determinadas regiones, no han dejado de ser noticia. Lo hemos padecido y además los medios de comunicación se han hecho eco de ello, pero ¿Existen soluciones efectivas? ¿Es posible revertir la situación o al menos conseguir que no empeore? ¿Se debería de informar más sobre el grave problema del cambio climático, sus efectos y sobre todo de cómo solucionarlo en los medios de comunicación? Nosotros pensamos que sí, y pare ello hemos recogido en este post, algunas reflexiones de Elena Azcárraga Monzonís, arquitecta urbanista y paisajista, que nos da las claves y algunos ejemplos de cómo intervenir en la ciudad de manera sostenible para mitigar el grave problema del cambio climático.
05-09-2017
Estas son las reflexiones de Elena Azcárraga Monzonís, arquitecta urbanista y paisajista:
Una mirada sostenible sobre la ciudad
Un reciente estudio publicado en la revista científica Nature Climate Change prevé que de aquí a 2100 las ciudades más pobladas se pueden enfrentar a un aumento de las temperaturas superior a los 8 grados si no hacemos nada para impedirlo. Hasta 6 grados en verano en la región mediterránea, según Naciones Unidas. Los expertos aseguran que los fenómenos meteorológicos como las olas de calor, inundaciones o temporales serán cada vez más intensos y frecuentes.
Para mantener nuestra productividad y bienestar, en los niveles que las sociedades más avanzadas exigen, nos veremos obligados a enfriar los espacios a través de un mayor consumo de energía. Revertir la situación actual ya no es posible, pero de nosotros depende que el aumento de la temperatura de la tierra aumente más o menos grados en los próximos años.
Detectar Islas de frescor en lugar de islas de calor, el ejemplo de París
Frente al innegable cambio climático, las ciudades van a tener que proceder a importantes actuaciones urbanas. Grandes urbes como París, Barcelona o Madrid, están empezando a tomar medidas. La primera, en un estudio realizado entre 2014 y 2016, se ha lanzado a cartografiar sus denominadas “islas de frescor”, lo que supone una novedad en el ámbito urbano puesto que hasta ahora lo que ha centrado el interés de los investigadores y las administraciones públicas han sido las “islas de calor”, aquellas zonas en las que los materiales empleados no permiten que refresque por la noche porque tarda más en perder el calor captado durante el día.
Es bien conocido el papel termorregulador que realizan en las ciudades los espacios verdes y los ambientes húmedos, reduciendo varios grados las temperaturas de calor extremas, así como su colaboración en la mitigación del nivel de contaminación gracias a la depuración biológica que realiza la vegetación. Potenciar su papel en la ciudad es abrir más posibilidades a la salud y aumentar la calidad de vida de los ciudadanos.
Una red continua de espacios ajardinados en Barcelona
Por su parte Barcelona, con su “Plan del verde y de la biodiversidad 2020” y convencida de que una ciudad que integra la naturaleza hace un servicio no solo ambiental sino también social, apuesta por que el verde tenga su sitio dentro de la ciudad, no como manchas aisladas sino conformando una verdadera red continua de espacios ajardinados que garantizan la conectividad ecológica.
A la suma de estos corredores verdes interconectados que se introducen en la ciudad dando continuidad a la infraestructura verde supramunicipal, la llamamos la “infraestructura verde urbana”. Un nuevo concepto que reúne a todos aquellos espacios abiertos de una población, naturales o ajardinados, públicos o privados, fluviales, litorales, parques y jardines, plazas, huertos urbanos, arbolado viario, vegetación en la vía pública, etc, que se conectan al menos al mismo nivel que la infraestructura de movilidad.
Enlace. Pla del verd i la biodiversitat de Barcelona 2020.
Promover el uso de medios de transporte más ecológicos y sostenibles como alternativa al vehículo privado
Las ciudades han crecido en las últimas décadas favoreciendo los desplazamientos en vehículos a motor frente a otros usos y medios de transporte más ecológicos y sostenibles, lo que es contrario a cualquier estrategia urbana digna del siglo XXI. Seguir potenciando el uso indiscriminado de los coches y su dependencia también contribuye a elevar la temperatura en las ciudades, los efectos negativos que esto provoca en la salud de las personas y del planeta son innegables.
Menos asfalto y más infraestructuras naturales que permitan la continuidad del ciclo natural del agua
Además es imprescindible reducir las superficies “grises”, asfaltadas y hormigonadas, para favorecer suelos más permeables, donde crezca la vegetación y las aguas pluviales dejen de estar siempre ocultas en tuberías subterráneas para ser reconducidas en superficie gracias a “sistemas urbanos de drenaje sostenible”. Estos sistemas, conocidos como SUDS, permiten la infiltración natural de las aguas en el subsuelo, recargan los acuíferos, reducen los efectos de las inundaciones durante fuertes tormentas donde el alcantarillado es insuficiente y colaboran al equilibrio térmico en los entornos urbanos.
Ejemplos:
Cunetas verdes húmedas en imágenes.
Stormwater Infrastructure & Streetscapes.
Nuevas formas de verde urbano, el ejemplo de Madrid
También el Ayuntamiento de Madrid ha promovido un estudio en la misma dirección: “Madrid + Natural”. que consiste en una serie de directrices que abordan el problema del cambio climático a través de múltiples soluciones locales. En este documento, además de los espacios públicos, naturalizados y convertidos en verdaderos oasis urbanos, se plantean intervenciones en edificios e infraestructuras existentes acompañados de interesantes ejemplos en todo el mundo. Calles, plazas, solares, riberas, parques inundables, bosques urbanos, puentes, azoteas, fachadas,… todo lugar es un espacio de oportunidad susceptible de soportar nuevas formas de verde urbano y crear microclimas.
Enlace. Arup presenta catálogo de ideas para enfrentar el cambio climático en Madrid
Conclusiones
En definitiva, imaginemos que el verde consiguiera colarse, como una verdadera red, por todos los rincones de nuestra ciudad. El diseño urbano condiciona de forma importante los niveles de calidad del aire, de confort y temperatura dentro de nuestras ciudades. La vegetación, más allá de su función estética, participa activamente combatiendo el cambio climático, el arbolado colabora en la eficiencia y ahorro energético de los edificios más cercanos. La integración de la naturaleza en el tejido urbano y el aumento de la biodiversidad nos ofrecen multitud de beneficios a todos los niveles: medioambiental, económico y social. Favorecer el uso de medios de transporte como la bicicleta o caminar, fomentando en su conjunto, una ciudad más sostenible y un estilo de vida más saludable para todas las personas.
Por Elena Azcárraga Monzonís, arquitecta urbanista y paisajista
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