A partir de este año 2018 los edificios nuevos de la Administración deberán de ser ECCN (Edificios de consumo casi nulo de energía). En 2020 todos los demás ¿Cómo afectarán estas nuevas exigencias en la relación edificio-usuario?¿Tendrá que cambiar sus hábitos? Participa con tus comentarios.
15-05-2018
Ya hemos hablado en alguna ocasión del concepto de edificio de consumo de energía casi nulo. Y este año 2018 será clave ya que los edificios nuevos de la Administración deberán de ser edificios de consumo de energía casi nulo (ECCN). Así se establece en la Directiva Europea 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios. A más tardar el 31 de Diciembre de 2018. Dos años después, en 2020 todos los edificios nuevos que se construyan.
¿Cómo será la adaptación al cambio para los usuarios de los ECCN?
El pasado mes de marzo se presentó el Estudio passivhaus. Se trata de un estudio del usuario de edificios de consumo casi nulo-pasivos. En el mismo se analizan los hábitos de comportamiento de los usuarios en relación a las viviendas en las que habitan. Además también analiza el grado de conocimiento de los factores que influyen en su confort o su confianza en relación a los beneficios de los ECCN.
Para llevar a cabo este estudio se ha tomado como referencia el edificio ECCN construido con el estándar Passivhaus. La ventaja de utilizar este tipo de ECCN consiste en que incluye, según el estudio, tecnologías o procesos no familiares a los edificios actuales.
Nuestros hábitos energéticos y de uso para alcanzar el confort en la vivienda
Según el estudio estamos acostumbrados a ciertos hábitos en relación a la búsqueda de confort en nuestra vivienda:
– Ventilamos abriendo las ventanas para que entre “aire limpio”.
– Asociamos ventilación con calefacción y refrigeración para alcanzar nuestra temperatura de confort en invierno y en verano, y no con la calidad del aire interior.
– Asociamos la importancia del aislamiento térmico al confort térmico en invierno, y no en verano.
– Utilizamos los sistemas de protección solar para reducir las ganancias térmicas en verano: persianas, toldos, pérgolas, etc.. También usamos ventiladores o abrimos las ventanas.
– Relacionamos el confort térmico interior con la necesidad de encender o apagar las instalaciones térmicas, cuando tenemos frío o calor.
Nuestros hábitos se deben a que hemos interiorizado que para alcanzar el confort interior en nuestra vivienda, tenemos que ser la parte activa, los actores principales.
Los hábitos cambian cuando se trata de un edificio ECCN-PH
Recordemos que el estudio está realizado tomando como referencia un edificio de consumo de energía casi nulo pero construido con el estándar Passivhaus. De ahí ECCN-PH.
Para empezar el grado de conocimiento de los ECCN por parte de los usuarios es bajo. En general sólo un 56% tiene conocimientos sobre este tema. El estudio arroja datos por comunidades. Sólo en Aragón, Cataluña, Comunidad de Madrid, La Rioja y en Navarra son mayoría los que han oído hablar de los ECCN frente a los que no.
Si la pregunta se limita al conocimiento de los edificios Passivhaus o pasivo, el porcentaje de personas que han oído hablar de este tipo de edificios se reduce a la cuarta parte. Más del 85% no ha oído hablar de ellos.
En los edificios pasivos la vivienda es la protagonista
El estudio explica que en la vivienda convencional es el usuario el principal actor. La vivienda necesita que el usuario tome parte activa para responder a las condiciones cambiantes del clima. En cambio en la vivienda pasiva se invierten los papeles. El edificio o la vivienda pasa a ser el protagonista ¿Por qué? Pues porque la vivienda está adaptada al clima y a sus condiciones cambiantes. Ha sido construida para garantizar el confort interior con medidas pasivas. La vivienda es más confortable y por lo tanto más saludable.
¿Qué aspectos cambiarán la conducta del usuario respecto de su vivienda pasiva?
– La ventilación mecánica es un mecanismo para garantizar la calidad del aire interior (compuestos orgánicos volátiles, CO2, olores, etc.) sin tener que abrir las ventanas como única opción, con las pérdidas energéticas que esta costumbre puede suponer.
– El uso del recuperador de calor permite aprovechar las fuentes internas (iluminación, actividad de las personas, aparatos eléctricos,etc.) como fuente de calor evitando pérdidas innecesarias. Por lo tanto, se reduce la necesidad de encender la calefacción ahorrando en consumo de energía.
– Viviendas bien aisladas desde el punto de vista térmico, que previenen de pérdidas de calor en invierno, y también ganancias en verano. De ahí que se reduzca al mínimo la necesidad de encender las instalaciones de calefacción y refrigeración.
– Hermeticidad al aire de la envolvente evitando infiltraciones de aire no deseadas que aumentan el consumo de las instalaciones térmicas para alcanzar el confort. La hermeticidad afecta a cerramientos opacos y también a ventanas.
– Eliminación de puentes térmicos. Puntos débiles de la envolvente donde se reduce la resistencia térmica de los elementos constructivos. También foco de patologías como las humedades.
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