La ventilación de los espacios interiores de viviendas y edificios en general, es una necesidad parar garantizar la calidad del aire interior, pero dicha ventilación debe ser controlada si queremos también garantizar la eficiencia energética del inmueble y no derrochar energía innecesariamente. Por otro lado, una ventilación adecuada, junto con la reducción o eliminación de la exposición a las sustancias químicas tóxicas, presentes en tantos productos en nuestro hogar, nos permite obtener viviendas más saludables, es decir, viviendas que no suponen un riesgo para la salud de sus ocupantes. Además, la reducción o eliminación del uso de productos químicos nocivos también reduce el impacto negativo sobre el medio ambiente, previniendo de la contaminación del agua, del suelo y del aire, así como de otros efectos negativos. ¿Eres consciente da la gran cantidad de objetos y materiales que contienen productos químicos en una vivienda? ¿Sabes cómo afectan a tu salud? ¿Se pueden reducir o evitar? Participa con tus comentarios.
08-09-2015
Ventilación
Puede que muchos constructores y/o técnicos, discutan la necesidad de crear una barrera en la envolvente de la fachada, para asegurar la estanqueidad al aire en las viviendas o en los edificios de viviendas. Sin duda todos los agentes estarán de acuerdo en la necesidad de ventilar los espacios interiores para garantizar la calidad del aire. Sin embargo no todos entienden, que dicha ventilación se tiene que realizar de manera controlada por diversos motivos:
– El aire que entra y sale de manera no controlada supone una consumo de energía innecesario en calefacción y refrigeración, aumentando la demanda energética de estas instalaciones térmicas. Dichas infiltraciones de aire, son corrientes de aire frío en invierno, y caliente en verano que hay que tratar para garantizar el confort térmico de los usuarios, y al final suponen un derroche de energía malgastada.
– La ventilación en el interior de la vivienda puede ser excesiva, si a la ventilación controlada y necesaria para garantizar la calidad del aire interior, se suma el aire extra, aportado por las infiltraciones de aire no controladas.
– Las infiltraciones de aire no se pueden controlar y dichas fugas no son fácilmente localizables. En viviendas unifamiliares por ejemplo, pueden entrar por la planta baja en invierno -aire frío- o bien por el ático en verano -aire caliente, con el gasto extra de calefacción y refrigeración que implica.
Con todo esto, lo más eficiente desde el punto de vista de consumo energético, consiste en crear una barrera estanca a las infiltraciones de aire en la envolvente del edificio o de la vivienda, e introducir un sistema de ventilación controlada, para garantizar la calidad del aire interior. Dicho aire es el que puede ser climatizado. Un instalador especializado puede aconsejar, al usuario de la vivienda o al técnico redactor del proyecto, sobre qué tipo de ventilación es el más adecuado, y cómo utilizarlo de manera eficiente.
Respecto de la extracción de aire localizado en estancias húmedas, como pueden ser los baños, es importante que el sistema funcione correctamente de manera que se garantice la ventilación necesaria para eliminar la concentración de malos olores y sobre todo de la humedad, que si no se reduce, puede ser causa de aparición de condensaciones y de moho en el interior, con el peligro que esto supone para la salud de los usuarios.
Sustancias químicas
Lo cierto es que aunque permanezcamos ignorantes a ello, estamos rodeados de objetos que contienen sustancias químicas. Los materiales de construcción en los edificios (aislantes térmicos, tableros de resinas y fibras de madera, etc.), en las viviendas, etc., también pueden contener sustancias químicas que pueden ser, a la larga, perjudiciales para la salud de los usuarios:. Las sustancias químicas que aumentan la resistencia al fuego o retardan la inflamabilidad de los materiales, son un ejemplo de ello. Estas sustancias también están presentes en el tapizado de los sofás y sillones, en moquetas, etc.. Otra sustancia presente con frecuencia es el formaldehído, que se utiliza por ejemplo, para fabricar textil que no se arruga, y que incluso a veces el fabricante recomienda lavar antes de usar; también se utiliza en cosméticos y productos de higiene personal, en la fabricación de plásticos, y en está presente en los tableros de madera aglomerada o de resinas, por ejemplo. En este sentido, es importante consultar el etiquetado del producto donde informe del contenido de estos productos químicos, para limitar en la medida de lo posible, la exposición a estas sustancias químicas.
Los productos de limpieza del hogar, también son fuente de sustancias químicas a las que estamos expuestos. Lo cierto es que podemos reducir o evitar el uso de estos químicos, comprando productos de limpieza que no contengan estas sustancias. Existen listas de clasificación de estos productos en función de su impacto en el medio ambiente, la salud de las personas y su toxicidad en general. Otra alternativa menos común, pero que elimina completamente el uso de productos de limpieza con sustancias químicas, consiste en que elaboremos nosotros mismos los productos de limpieza con productos naturales. Incluso podéis encontrar electrodomésticos para hacer jabón en casa con aceite usado o virgen, agua y sosa! Con el beneficio que supone reciclar el aceite usado en casa, en lugar de verter dicho aceite por el fregadero de la cocina y contaminando por lo tanto el agua.
Los compuestos orgánicos volátiles (VOC) son otro tipo de sustancia que puede ser causa de preocupación. Este tipo de sustancias son emitidas por una gran variedad de productos: pinturas, acabados superficiales en espacios interiores de edificios, muebles, moquetas y alfombras, pegamentos y adhesivos, y productos de limpieza entre otros. La exposición a los VOC puede dar lugar a diversos problemas relacionados con la salud: desde irritación en la garganta y dolores de cabeza, hasta daños en el hígado, riñones y sistema nervioso central.
Tanto para las sustancias químicas, como para los VOC, ser consciente de estos efectos y su causas, es la clave para adoptar soluciones alternativas como: buscar productos que reúnan estándares europeos ( menor contenido de químicos nocivos), seleccionar productos elaborados con productos naturales sin tratar, como la lana, el algodón orgánico o la madera, pintar el interior de las viviendas con pinturas sin compuestos orgánicos volátiles, y si contienen VOC, que en su etiqueta especifique su bajo contenido, evitar acabados de poliuretano, y finalmente optar por sustancias y materiales naturales.
El uso de combustibles como el gas butano, el gas natural, etc., para el funcionamiento de calderas, calentadores para el agua caliente e incluso hornos y encimeras, llevan implícito un riesgo para el cual siempre hay que tomar una serie de medidas de seguridad. En primer lugar, porque es muy complicado que la combustión del gas se realice con un 100% de eficiencia, y en segundo lugar, porque pueden existir fugas del gas. Esto implica que una cantidad de gas puede concentrarse en el interior de la vivienda, con el riesgo que esto supone para la salud de los usuarios. La normativa actual establece una serie de exigencias para garantizar la seguridad en este tipo de instalaciones (ventilación, localización del aparato, revisiones y mantenimiento, etc.). Por otro lado, también se pueden adoptar medidas como sustituir los viejos aparatos que utilicen gas por otros que funcionen mediante combustión estanca (calderas de condensación con cámara estanca) o con otro tipo de energía, comprobar que la ventilación es la adecuada, y en algunos casos incluso disponer de monitores de CO.
Algunas viviendas unifamiliares incluyen un garaje, contiguo a la vivienda. También en los edificios de viviendas, puede suceder que algunas de ellas estén localizadas sobre una planta del edificio destinado a aparcamiento de vehículos. Es importante recordar, ya para terminar, que el elemento (partición vertical u horizontal) que separe el aparcamiento del resto del espacio interior de la vivienda, debe formar parte de la envolvente térmica de la vivienda o del edificio, según el caso. En primer lugar, porque el garaje es un espacio no habitable, y por este motivo, ya puede quedar fuera de la envolvente. Y en segundo lugar, porque, este espacio es un lugar donde se puede concentrar el monóxido de carbono y otros gases procedentes de la combustión de vehículos, por lo que es importante dotar a dicho elemento separador de, además de un buen aislamiento térmico, una barrera estanca al aire, que evite el paso de dichos gases a las zonas habitadas.
Fuente: The roots of a greener home. 15 Things you should know to make your home healthier for you and the environment
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